Estoy pasado de moda -lo admito-. Hoy es chat, sms, y también el reino de las confusiones y malos entendidos. Quedó atrás la reunión a tomar café, el apreciar los gestos del otro, compartir las sonrisas, hasta el abrazo y la palmada en el hombro cuando las cosas no andan bien… esa insana costumbre de creerse que uno siempre lo puede solo; cuando en realidad somos seres gregarios.
Igualmente el mundo va para ahí -y poco o nada puedo hacer-, salvo con mis amistades más cercanas… pedirles que más allá de la magia de la informática se acuerden del viejo Mecol y por lo menos cada tanto, en la vorágine del consuma ya, compre ya y tenga la alegría instantánea; se hagan un pequeño alto en el camino para "caer" en el café a tomarnos un cortado, capuchino, a comentar las noticias del periódico.
Anoche lo pensaba... creo, que por suerte esta moda de hoy día no prevaleció en aquellos tiempos de la guerra fría, sino tal vez no fueran solo Hiroshima y Nagasaki ejemplos de lo que no hay que hacer, de cómo no debemos tratarnos entre humanos, sino muchos más ciudadanos del mundo podían haber sufrido los desastres definitivos de la guerra y las bombas nucleares, la carrera armamentística, pero sobre todo pensar que un capricho o un mal entendido sin aclarar podía haber llevado al odio extremo y encendido los misiles de muerte de Cuba hacia los EEUU y pobre nuestra América y mundo. No estaba la realidad del café por medio; pero por lo menos estaban los teléfonos rojos para parar tal hecatombe, y mediante el dialogo generar entendimientos y paz, precaria -siempre precaria- pero al fin paz.
Ojalá mis amigos se sigan apiadando de mi y reconociendo que antes que nada soy franco, y que a pesar de los nuevos tiempos sigamos construyendo la amistad más sana, más allá de las herramientas de la informática y las telecomunicaciones -que están y hasta las utilizo- pero que nunca es lo mismo.
Amigos mios, les pido que no perdamos estas buenas costumbres, que sigamos expresándonos en la libertad única que nos da ese mano a mano de ½ hora en el café, esa libertad de decir las cosas como son, lo que se quiere, lo que no, lo que nos agrada, lo que no, sin decir el “gregre” para decir “Gregorio”. Sigamos compartiendo esas charlas y momentos únicos en: cafés, boliches, viajes, restaurantes, caminatas… que estoy enteramente convencido que este mundo precisa más de la belleza del diálogo, precisa más de certezas que de malos entendidos.
PD: Dedicada a todos mis amigos y amigas que me bancan con mis cosas y que les aprecio de corazón. Nunca perdamos esa sana costumbre de la ½ hora del café, boliches, viajes, restaurantes, caminatas… del diálogo y la reunión. Y que no se me mal entienda, esta carta es un reconcocimiento por ser como son. Muchas gracias, nunca cambien :)
creo fue mi mejor nota del 2012. Fue publicada... de Carlos Mecol Duhalde, el miércoles, 28 de marzo de 2012 a la(s) 13:49 y está en facebook en: http://www.facebook.com/notes/carlos-mecol-duhalde/la-belleza-del-di%C3%A1logo-y-el-caf%C3%A9/10150661594554335